Oda a la farmacia

Qué olor a bosque
tiene la farmacia!
De cada raíz salió la esencia
a perfumar la paz
del boticario, se machacaron
sales que producen prodigiosos ungüentos,la seca solfatara
molió, molió, molió
en su molino y aquí está junto con la resina
del copal fabuloso: todo se hizo cápsula, polvo.
partícula impalpable, preservador principio.
El mortero machacó diminutos asteriscos, aromas, pétalos de bismuto,esponjas secas, cales.
En el fondo de su farmacia vive el alquimista antiguo, sus anteojos encima de una multiplicada nariz, su prestigio en los frascos, rodeado por nombres misteriosos: la nuez vómica,
el álcali,
el sulfato,
la goma
de las islas,
el almizcle,
el ruibarbo,
la infernal belladona
y el arcangelical bicarbonato.
Luego las vitaminas invadieron con sus abecedarios sabios anaqueles.
De la tierra, del humus, brotaron los bastones de la penicilina.
De cada víscera fallecida volaron como abejas las hormonas
y ocuparon su sitio en la farmacia.
A medida que en el laboratorio combatiendo la muerte avanza la bandera de la vida, se registra un movimiento en el aroma de la vieja farmacia: los lentosbálsamos del pasado dejan sitio a la instantánea caja de inyecciones y concentra una cápsula la nueva velocidad en la carrera
del hombre con la muerte.
Farmacia, qué sagrado olor a bosque y a conocimiento sale de tus
estanterías, qué diversa profundidad de aromas y regiones la miel de una madera, el purísimo polvo de una rosa o el luto
de un veneno.
Todo en tu ámbito claro, en tu universidad de frascos y cajones, espera la hora de la batalla con nuestro cuerpo
Farmacia, iglesia de los desesperados, con un pequeño dios en cada píldora:a menudo eres demasiado cara, el precio de un remedio cierra tus claras puertas y los pobres con la boca apretada vuelven al cuarto oscuro del enfermo, que llegue un día gratis
de farmacia, que no sigas vendiendo la esperanza, y que sean victorias de la vida, de toda vida humana contra la poderosa muerte,tus victorias. Y así serán mejores tus laureles, serán más olorosos tus sulfatos, más azul el azul de metileno y más dulce la paz de la quinina.
(P.Neruda)

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